Hola, el día de hoy les escribo sobre la pintura Gótica en los siglos XIII y XIV para retomar lo que es la historia de la pintura, hasta pronto...
PINTURA GÓTICA DE LOS SIGLOS XIII Y XIV
Así como el Románico aparece ligado al orden feudal y a una religiosidad caracterizada por el desprecio de las cosas de este mundo y el distanciamiento entre las esferas divina y humana, el Gótico constituye la expresión de una nueva sensibilidad fruto de la aparición de la burguesía como clase social, del desarrollo de nuevas formas de religiosidad y de una reordenación de las relaciones del hombre con su entorno vital como consecuencia de los cambios sociales, políticos e ideológicos.
Los focos de creación y difusión artística o cultural no son ahora los monasterios, sino las ciudades, y es en ellas donde se llevan a cabo las grandes empresas artísticas, como las catedrales, que no son ya de la incumbencia exclusiva del obispo o de un señor, sino obras en las que está implicada toda la comunidad.
Las nuevas concepciones religiosas, que ya no podían ser expresadas adecuadamente por los viejos esquemas figurativos, provocaron cambios en las representaciones, que acabarían por llevar a nuevas formulaciones estilísticas. La planitud, la inmovilidad, la estereotipia de la pintura románica servían a la perfección para expresar la idea de un Dios distante e impasible. El Cristo del Gótico es un Cristo sufriente, hecho a la medida de la humanidad. Y para expresar adecuadamente este sufrimiento el artista habrá de dar entrada al movimiento, al volumen (lo que conlleva también un tratamiento en profundidad) y a la caracterizaci ón de los sentimientos.
El Crucificado, agobiado ahora por el dolor, inclina ligeramente la cabeza, coronada de espinas; el cuerpo cae, haciendo visible su peso, y los brazos forman un ángulo obtuso con él; traspasados ambos pies con un solo clavo, las piernas se arquean, creando efectos de avance y recesión. A la frontalidad y al hieratismo sucedieron así la visión girada en escorzo y la introducción del movimiento; a la planitud, la creación del volumen; a la inmaterialidad, la sensación de peso, y la a impasibilidad, la imagen del dolor o del gozo.
Tan trascendentes como la renovación de la espiritualidad o de la iconografía fueron los cambios que se operaron en relación con la organización del trabajo artístico y el destino de las obras. Comienza a configurarse la imagen del artista moderno como un hombre independiente.
LA ESCUELA DE FLORENCIA:
Italia fue más lenta en responder al nuevo espíritu de los maestros góticos, y en el siglo XIII las iglesias italianas aún estaban decoradas con mosaicos a la “maniera greca”. Hacía falta un genio que, rompiendo el conservadurismo bizantino, traslade a la pintura las figuras llenas de vida de la escultura gótica.
Este proceso comienza con artistas como Cavallini y Cimabue, que en Roma y Florencia inician la ruptura de las formas bizantinas; pero es Giotto de Bondone (1267-1337) el pintor que va a descubrir cómo debe ser tratada una escena para hacerla vivir. Es el verdadero iniciador de la pintura moderna, creando una ilusión de profundidad sobre la superficie plana de sus pinturas.
La imitación pictórica de las esculturas góticas le abre camino para conseguir una representación espacial con figuras en las que su anatomía nos traduce expresiones anímicas, mediante el estudio de la luz.
La pintura, como sustitución de la palabra escrita, reflejo de una inmovilidad simbólica, pasa con Giotto a crear la ilusión de que el tema sucede delante de nuestros ojos. La fama de Giotto se difunde rápidamente y crea la denominada “Escuela de Florencia”.
LA ESCUELA DE SIENA:
En Siena, ciudad aristocrática, las formas góticas, como fórmula de prestigio, van a ser la continuación de las bizantinas, de gran tradición en esa ciudad.
Duccio di Buoninsegna (1255-1319) es el mejor pintor de esta escuela en el tránsito del siglo XIII al XIV. Aunque mantiene la tradición bizantina, incluye elementos europeos, como el uso de sinuosas curvas, que confieren un ritmo lineal a unos cuadros en los que la fuerza en el empleo del color crea su propia espacialidad. Sus cuadros evolucionan dentro de estas características hacia una mayor volumetría y profundidad mediante el empleo de claroscuros, evolución que se puede apreciar en sus obras.
RESTO DE EUROPA:
La influencia italiana se acusa en las diversas escuelas europeas. En Cataluña, en el segundo cuarto del siglo XIV trabaja Ferrer Bassa, a quien se debe uno de los conjuntos más bellos de la pintura catalana, las pinturas murales de la capilla de San Miguel, en el claustro del monasterio de Pedralbes. También destacan los hermanos Jaime y Pedro Serra, que prodigan los tipos menudos, estilizados, de ojos rasgados y boca pequeña, que les imprime un cierto rasgo oriental.
Comparto algunas escuelas de este estilo:
Andrea di Orcagna - (Andrea di Cione), Spinello Aretino, Bonaventura Berlinghieri, Francisco Berretta, Andrea Bonaiuti, Giovanni Bonsi, Puccio Capanna), Cenni di Pepo, Simone dei Crocifissi, Margaritone d'Arezzo, Rómulo da Firenze, Giovanni da Milano y Bernardo Daddi.
Nombre: Bóveda de los Evangelistas |
Descripción: 1280. Fresco. Basílica superior de San Francisco. Asís. |
Autor: Cenni di Pepo |
- Siglos XIII y XIV. Gótico - 13.30 - Italia. Escuela de Siena
Antonio di Francesco Veneziano, Bartolomeo Bulgarino, Simone dei Crocifissi, Guido da Siena, Niccoló di Buonaccorso, Bartolo di Fredi, Ugolino di Neri, Niccolo di Ser Sozzo, Barna di Siena, Luca di Tommé, Francesco di Vannuccio, Duccio di Buoninsegna entre otros.
Nombre: The Betrayal |
Autor: Ugolino di Neri |
- Siglos XIII y XIV. Gótico - 13.50 - Resto de Europa
Antonio di Francesco Veneziano, Arnau Bassa, Ferrer Bassa, Jean de Beaumetz, Pietro Cavallini, Pietro Cavallini, Giovanni da Bologna, Barnaba da Modena, Lello da Orvieto, Pietro da Rimini, Ramón Destorrents entre otros.
Nombre: Christ Rescuing Peter from Drowning |
Descripción: 1370. Poplar. 25 x 62.5 cm. Gemäldegalerie. Berlín. Alemania. |
Autor: Lorenzo Veneziano |